Artemio y su padre reman con ímpetu para dirigir la balsa por la corriente menos peligrosa. Delante de la balsa, las aguas se arremolinan formando un vació que succiona . Por el vacío que va creciendo, las aguas chorrean vertiginosas hacia la profundidad. La balsa atrapada por esa corriente se alza en vertical. La flotabilidad de las topas evita que la balsa sea tragada por la rémora.
-!Cógete bien!... - Grita el Goyo a su hijo.
Demasiado tarde. El cuerpo de Artemio desaparece succionado por el remolino. Las aguas al volver a la normalidad rellenan el agujero y continúan a girar. La balsa empujada por el remolino se dirige a la orilla. El Goyo atraca la balsa, con las fuerzas que le restan del gran susto, desesperado por el naufragio del hijo, no atina a razonar, peor aun actuar . La gente se reúne en la orilla a comentar lo sucedido. Varios nadadores se ofrecen y participan en el rescate del náufrago.