domingo, 3 de abril de 2011

¡Achachao Culebra!

El grupo de agricultores, después del almuerzo, se dirigía a continuar con la cosecha de maíz. Marcial que encabezaba el grupo se detuvo repentinamente al sentir un aguijón en el dedo pulgar del pie derecho. Al examinarlo observó que le manaba un hilo rojo de sangre, lo estrujo con las manos para verificar si la herida había estada causada por una espina, pero no encontró ningún residuo de la supuesta espina. Al intentar continuar la caminata, un dolor en la ingle lo obligo a desistir.

- ¡Cholos!, no puedo caminar, me duele mucho la pierna -  les gritó a sus compañeros.

El grupo se había alejado lo suficiente, como para no escuchar con claridad el aviso del compañero. Como era el más joven, pensaron que su retraso se debía a su falta de hábito para reiniciar el trabajo. Afanados en avanzar con la cosecha, no se preocuparon de Marcial.